Hasta siempre compañero.

Ayer me enteré de que otro amigo se ha ido, y no pude escribir, ni homenajearlo por facebook, solo me quedé con ese sentimiento entre pena, sorpresa y frustración que nos echa en la cara la vida cada dos por tres, y solo pude pensar en algunos momentos que compartimos, momentos divertidos, buenos momentos, pequeños trocitos que también nos regala la vida, cada dos por tres.


Kike emprendió este viaje después de su hijo, posiblemente ya estén juntos, contándose las novedades de este ultimo año y poniéndose al día de esas cosas que tanto nos preocupan a los que quedamos aquí, y de las que ellos seguramente se estén riendo ahora pensando en lo poca idea que tenemos de "vivir" y de que, paradójicamente, solo los que se van saben su auténtico significado.

La vida son momentos de muchos colores y formas que se van desvaneciendo poco a poco con una ligera brisa, o se nos arrebata de golpe con un huracán, en ambos casos, no podemos reconstruirla, no hay manera de agarrarla, encadenarla o conseguir que no desaparezca. No hay magia, voluntad o ciencia que nos devuelva lo que se va, tan solo fe en que esto no sea todo y esperanza en volvernos a encontrar.

Aunque tenemos el don del recuerdo, que a veces creemos que es una maldición porque duele recordar, también tenemos la capacidad de revivir esos momentos y quizás en eso resida la inmortalidad.

Una inmortalidad fugaz, porque la muerte solo llegará realmente, cuando todos los que compartimos algún momento del camino, nos encontremos de nuevo al final de éste.

Hasta siempre compañero, nos vemos al final.

2 comentarios :

  1. Qué pena Migue! Desgraciadamente, y como bien dices, la vida nos ofrece de vez en cuando estas cosas tan difíciles de llevar. Joan y yo, aún lo estamos intentando digerir, comprender y asimilar. Donde quiera que esté, D.E.P, y quedémonos con el recuerdo de los momentos felices a su lado. Un beso enorme a ti y a Paqui

  2. Muchas gracias Miguel por tan bonitas y sentidas palabras. Para la familia es un orgullo saber que tenía buenos amigos que le querían y le apoyaban. Realmente esté último año y medio tenía un sufrimiento tan grande que intentaba disimular pero cómo el decía: me falta una persona y me sobra todo el mundo. Así que, el único “consuelo” que nos queda a la familia es pensar que se ha ido en paz, buscando encontrarse con su hijo, a quién amaba, y con quién anhelaba estar. Su corazón ya no podía aguantar tanta pena. Ahora sabemos, que de amor, sí se muere.