Primer acto; introducción.
Entras aquí, sin conocimiento de causa, atraído por un prólogo deliberadamente pensado para que llegues aquí, quizás fueron unas breves frases o años de conversación lo que te hicieron desembarcar en este barco aparentemente a la deriva. Lo primero que ves, es cierto halo de oscuridad que te repele a la vez que te atrae con cierta curiosidad a perderte un momento entre letras, porque de alguna manera comprendes que solo perdiéndote puedes llegar a comprender que existe un encuentro. Si eres una de esas personas que les puede la curiosidad ante un cuarto oscuro, un gato suicida o existe dentro de ti un mero resquicio de aventurero pese al peligro de perder el tiempo… te adentras, te zambulles en este desquiciado mar de letras embravecido a veces por el absurdo de la lógico… y nadas.
Segundo acto; presentación de los protagonistas.
Has logrado a oscuras palpar algo más que la apariencia, y en tu curiosidad, quizás mórbida, has descubierto que en la oscuridad no hay sombras, que ésta es a la vez madre e hija de su misma esencia, que lo oscuro yace oculto en los rincones pero sin embargo siguen formando parte de tu casa. Has visto que tu hogar es algo más que el comedor o la televisión y que en ocasiones has confundido tu dormitorio con el desván donde aparcas tus sueños. Has comprobado que en la oscuridad existe algo que sacia tu sed y a la vez no te convierte en títere de tus emociones.
Has devorado la luz con hambre y en su interior has visto más sombras, y has sabido disfrutar del postre que se saborea por placer, sin prisas, sin que el hambre convierta todo el sabor en monocromo. Al mismo tiempo que has comido has sido comido, te has alimentado de ti mismo y eso te ha hecho ver como, con cada bocado en tu boca, que el verdugo y la víctima son solo dos tierras de tu propio mundo, y en tu locura por comprender has comprendido que la frontera es lo que te define.
Tercer acto; Nudo, desenlace.
Has llegado a una meta que tan solo es el inicio de la carrera, has mirado atrás y adelante y no has vislumbrado horizonte pasado ni futuro. Ha dejado de importarte el destino, Dios, el cielo y el infierno, incluso el hambre, has llorado sonrisas y has reído lágrimas, la hiel se ha vuelto dulce en tus labios y en tu pobre entendimiento de lo que te sucede te has desvelado a ti mismo de forma incomprensible. No hay mal, no hay bien, todo es el producto de tus acciones. Lo correcto, lo incorrecto, las etiquetas, el bien común, han dejado de formar parte de tu vocabulario, ahora vas un paso por delante de quién o qué eres. Quién ha visto la luz se alza a sí mismo como profeta, tú no predicas palabras de otros, ni buscas mérito en los ojos hipnotizados de la plebe, no dedicarás tus pocas horas a bautizar por millares a esos pobres que esperan un salvador, no darás un pez al hambriento.
Cuarto y último acto; La mentira.
Al que te pida comida, darás un trozo de tu carne, sabiendo que la vomitará en tu cara, al que te pida palabras, tu le abofetearás en la otra mejilla, en el libro que escribas las contradicciones no serán metáforas, ni habrá cipreses que caigan solos en un cementerio. Si has llegado hasta aquí sin comprender nada es que lo has comprendido todo, si has desvelado algún misterio encerrado o visto alguna razón oculta lo olvidarás en breve. Recuerda esto; serás crucificado y cada clavo que entre en tus carnes será parte de ti, en la oscuridad no hay demonios, en la oscuridad solo hay retazo de ti mismo olvidados.
Epílogo.
Una vez te dieron un nombre, te pusieron en un camino, te dieron notas y directrices, insuflaron en ti una idea. Te hicieron partícipes de un grupo, no hay diferencias más allá de la forma y de la palabra, a tu cárcel le dieron el nombre de libertad y tu vagas por sus rincones alabando las pintadas, alimentas tu mente con las heces de otros, y todo eso te hace feliz.
Vives sin importarte el cómo, el dónde, el cuándo ni el por qué. Ahora puedes conseguir tu felicidad en un McDonald, en la feria del libro, en una casa de putas, en una familia o en un chute de heroína, no hay diferencia, el camino es el mismo. La felicidad es tu religión, la oscuridad son tus dudas, lo que te frena, lo que te incordia, lo que realmente te jode.
Entras aquí, sin conocimiento de causa, atraído por un prólogo deliberadamente pensado para que llegues aquí, quizás fueron unas breves frases o años de conversación lo que te hicieron desembarcar en este barco aparentemente a la deriva. Lo primero que ves, es cierto halo de oscuridad que te repele a la vez que te atrae con cierta curiosidad a perderte un momento entre letras, porque de alguna manera comprendes que solo perdiéndote puedes llegar a comprender que existe un encuentro. Si eres una de esas personas que les puede la curiosidad ante un cuarto oscuro, un gato suicida o existe dentro de ti un mero resquicio de aventurero pese al peligro de perder el tiempo… te adentras, te zambulles en este desquiciado mar de letras embravecido a veces por el absurdo de la lógico… y nadas.
Segundo acto; presentación de los protagonistas.
Has logrado a oscuras palpar algo más que la apariencia, y en tu curiosidad, quizás mórbida, has descubierto que en la oscuridad no hay sombras, que ésta es a la vez madre e hija de su misma esencia, que lo oscuro yace oculto en los rincones pero sin embargo siguen formando parte de tu casa. Has visto que tu hogar es algo más que el comedor o la televisión y que en ocasiones has confundido tu dormitorio con el desván donde aparcas tus sueños. Has comprobado que en la oscuridad existe algo que sacia tu sed y a la vez no te convierte en títere de tus emociones.
Has devorado la luz con hambre y en su interior has visto más sombras, y has sabido disfrutar del postre que se saborea por placer, sin prisas, sin que el hambre convierta todo el sabor en monocromo. Al mismo tiempo que has comido has sido comido, te has alimentado de ti mismo y eso te ha hecho ver como, con cada bocado en tu boca, que el verdugo y la víctima son solo dos tierras de tu propio mundo, y en tu locura por comprender has comprendido que la frontera es lo que te define.
Tercer acto; Nudo, desenlace.
Has llegado a una meta que tan solo es el inicio de la carrera, has mirado atrás y adelante y no has vislumbrado horizonte pasado ni futuro. Ha dejado de importarte el destino, Dios, el cielo y el infierno, incluso el hambre, has llorado sonrisas y has reído lágrimas, la hiel se ha vuelto dulce en tus labios y en tu pobre entendimiento de lo que te sucede te has desvelado a ti mismo de forma incomprensible. No hay mal, no hay bien, todo es el producto de tus acciones. Lo correcto, lo incorrecto, las etiquetas, el bien común, han dejado de formar parte de tu vocabulario, ahora vas un paso por delante de quién o qué eres. Quién ha visto la luz se alza a sí mismo como profeta, tú no predicas palabras de otros, ni buscas mérito en los ojos hipnotizados de la plebe, no dedicarás tus pocas horas a bautizar por millares a esos pobres que esperan un salvador, no darás un pez al hambriento.
Cuarto y último acto; La mentira.
Al que te pida comida, darás un trozo de tu carne, sabiendo que la vomitará en tu cara, al que te pida palabras, tu le abofetearás en la otra mejilla, en el libro que escribas las contradicciones no serán metáforas, ni habrá cipreses que caigan solos en un cementerio. Si has llegado hasta aquí sin comprender nada es que lo has comprendido todo, si has desvelado algún misterio encerrado o visto alguna razón oculta lo olvidarás en breve. Recuerda esto; serás crucificado y cada clavo que entre en tus carnes será parte de ti, en la oscuridad no hay demonios, en la oscuridad solo hay retazo de ti mismo olvidados.
Epílogo.
Una vez te dieron un nombre, te pusieron en un camino, te dieron notas y directrices, insuflaron en ti una idea. Te hicieron partícipes de un grupo, no hay diferencias más allá de la forma y de la palabra, a tu cárcel le dieron el nombre de libertad y tu vagas por sus rincones alabando las pintadas, alimentas tu mente con las heces de otros, y todo eso te hace feliz.
Vives sin importarte el cómo, el dónde, el cuándo ni el por qué. Ahora puedes conseguir tu felicidad en un McDonald, en la feria del libro, en una casa de putas, en una familia o en un chute de heroína, no hay diferencia, el camino es el mismo. La felicidad es tu religión, la oscuridad son tus dudas, lo que te frena, lo que te incordia, lo que realmente te jode.
Y eso, realmente me divierte.
estoy bien, eh? jeje! lo que pasa es que aveces crees tener amigos que no lo son tanto, supongo que es cuestión de madurar el ver que casi no existen.
Muy buen texto, muy bueno!
Mi mejor amigo solo tiene un defecto, que es imaginario, por lo demás, perfecto;). Un saludo y me alegra ver que estás bien.
entonces ahora entiendo porqué todos tenemos sombra: son las dudas que nos persiguen día y noche y que sólo desaparecen (o se acrecentan, según cenemos o no en gran cantidad) cuando entramos en los brazos de morfeo, mira que fue tonto Peter Pan, que se le escapó la sombra y fue a pegársela otra vez...supongo que las dudas, miedos, etc., son parte fundamental del sentir humano...
Sobran palabras me ha encantado este texto de verdad.
Mi mejor amigo tiene muchos defectos. Como yo. Es débil y, en ocasiones, cobarde, como yo.
¿Será por eso que somos tan amigos?
Por cierto, sé que me criticarán por esto, pero me ha dolido un poquito la imágen que has utilizado. Ya no solo por el caracter religioso de la imágen, sino por hacerle algo así a una obra de Velazquez... Perdonadme, llamadme tonto si quereis, pero no me ha gustado.
Un afectuoso saludo
Es lo que tiene la libertad de expresion, que yo puedo postear la foto que quiera (mientras no sea de los principes) y tu puedes criticarme por hacerlo ;). Es genial.
Y que nunca te preocupe que te critiquen por tus palabras, aquí puedes decir lo que quieras yo no censuro, ni lo pienso hacer nunca. Un saludo.
Faltaría más que no pudieses postear la foto que quieras! Tan solo comenté que no me gustó y aclaro que mi crítica hubiese sido la misma de haber sido el Guernica, pongo por caso.
En cuanto al texto, confieso que tiene fases que no entiendo nada. Soy muy cortico.
Un saludo