El Dilema.

El domingo por la noche, tomando un café con un amigo y teniendo una de esas conversaciones en las cuales haces balance de tu vida, desde que naciste hasta el momento en el que éstas, llegué a una serie de conclusiones. Pero no eran conclusiones típicas, de esas de las que disponemos a priori en una conversación, sino de las que nacen a posteriori a consecuencia de despejar nuestras ideas preconcebidas y dejar hablar ese lado de nosotros que normalmente ocultamos, quizás por no querer hacernos la víctima o sencillamente por vergüenza. Ese tipo de conversaciones que solo podemos tener con alguien cercano supongo, o con un alma gemela.
Hice balance de todas esas cosas que he intentado en mi vida, guiado por buenos propósitos (aunque no perfectos), de la de batacazos que he tenido, de las aspiraciones que tuve en un tiempo y del encuentro de estas con la realidad. Últimamente recuerdo demasiado o me recuerdan demasiado “mis pasados”, que no son pocos como para solo hablar de uno.
Eso me lleva, me llevó a un dilema. Rendirse es lo mas viable, lo mas humano al fin y al cabo, incluso lo socialmente mejor visto, de hecho las veces que me he rendido en mi vida han sido bien consideradas (eso no da dinero, con eso otro no llegaras a nada, quién te va a escuchar, la gente pasa de esas cosas, cada uno solo piensa en si mismo, respuestas recibidas ante multitud de proyectos). Pero, uhm, a pesar de haberme rendido siempre ha habido una pequeña parte de mi, a veces incluso ni yo mismo la he apreciado, que siempre ha estado latente, buscando nuevas formas de expresarse. Eso me hace pensar que quizás, como ya hablamos en nuestra conversación, no es que haya sido mentira el haber creído que estábamos predestinados para algo, sino que equivocamos el mensaje del “oráculo”. La aventura, el destino grandioso, no radicaba en algo peliculero o fantasioso, somos adultos, con una vida llena de altibajos y en permanente lucha contra lo que queremos ser y lo que nos permiten ser, nuestra vida es una aventura, una constante lucha entre rendición y seguir aguantando golpes. No hay demasiadas esperanzas puestas en la victoria, de hecho es algo que cada día se ve mas lejano, pero quizás sea tozudez, cabezonería o el mero capricho de un niño consentido el que nos lleva a seguir apostando por nuestra propia causa perdida, por lo que realmente queremos por encima de lo que deberíamos querer. O puede que como dijo Cyrano, podrán quitarnos todo, incluso la vida, pero jamás podrán quitarnos nuestro orgullo.
Poco importa todo eso, al final el dilema es tan infantil como complejo: “Se es uno más o se es uno mismo”. La decisión quizás ya fue tomada por un espermatozoide y un óvulo hace ya bastantes años, o quizás deba ser tomada hoy o mañana… ni idea.

Al final poco importan las palabras, nos llegamos a conocer mejor por nuestros actos.

2 comentarios :

  1. Moïra dijo...

    rendirse es equivocarse
    rendirse es dejarte matar o dejarte morir, no tener ganas de seguir.
    rendirse no es bonito, no produce ninguna experiencia estética ni piel de gallina.
    rendirse es cobarde como lo es mentir, porque rendirse es mentirse a uno mismo.
    rendirse es adictivo, porque siempre querrás volver a rendirte.
    rendirse es dar por acto que eres un mendigo o que lo serás si no te rindes.
    rendirse no hace feliz

  2. Si recibiera un centavo cada vez que te oigo esto...

    ahora tendría...

    ¿para qué quiero yo centavos?

    Tenemos pendiente un café, o una borrachera con solo dos copas mientras nos hacemos una chuletita en la barbacoa echándole vino y tierra. Que me da a mi que hace demasiado tiempo que no nos lloramos el uno al otro, maricona.


    Un beso en el ojete.