Desconexión.

Últimamente no se qué escribir, ando con la inspiración algo confundida, quizás borracha de que tantas ideas que me regala terminen siendo un tributo al olvido que es este blog. El cuento de siempre, las horas bajas, las vacas flacas, ay pena penita pena.
Y ese veneno que funciona en mí, retorciéndome las tripas cada vez que paso por la estación de la desesperanza, el fantasma de las navidades pasadas que se apodera de mis actos y me convierte en un autómata poseído incapaz de venirse abajo, y que no es fuerza de voluntad sino la ira que genera tanta impotencia.
Y qué de veces nos vemos en esta vida dándole la espalda a ese demonio de la perdición llamado orgullo que viene a ayudarnos cuando los ángeles se han olvidado de nosotros.
Que retahíla de palabras con iconografía cristiana… sí lo sé, siempre me ha dado por ahí en las metáforas que me escribo a mí mismo y que de vez en cuando mis manos comparten en este blog cuando yo no miro.
Siempre me he sentido más cómodo desconectando cuando no se qué escribir de forma técnica, meditada o estudiada, hay un placer mórbido por dejar a mi inspiración sorberme el tuétano de esa parte que no piensa antes de escribir, es mi propia terapia de desconexión. Mi propio método de automedicación para salvarme de la caída, cada escrito se convierte en una última cena que comparto sin afán de predicación, solo por el mero placer de no comerme solo.
El hambre de conocimiento que tengo sobre mí mismo que me hace muchas veces sentirme un desconocido frente al espejo, si pudiese me haría mi propia autopsia, solo para ver si soy algo más que ese señor que veo cuando me peino las canas.
Desconexión, me gusta esa palabra casi tanto como su antónimo, tan llena de matices y a la vez tan clara y sencilla.
Me vienen a las manos multitud de temas cuando mi cabeza no las dirige, pero como con los perros, si las dejo en libertad mucho tiempo tienden a escaparse a vivir sus propias vivencias, de ahí que con el tiempo haya aprendido a pasearlas con una correa y medir la distancia.
Desconexión, que necesaria es a veces si quiero seguir conectado…
Demasiadas palabras que no dicen nada y que tal vez cuenten mucho, así que me conectaré de nuevo para cerrar este blog y aliviar mis manos.

5 comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    Tus palabras y reflexiones se sienten cercanas.La mejor forma para refugiarse de los elementos es cubriendose con un manto de letras.Este espacio es tambien esa hogera en la que compartes su fuego.Un saludo.

  2. Habeces es necesario desconectarse aunque inconscientemente y desgracidamente nunca llegamos a desconectar del todo.

    Pero dejar que las palabras vaguen en el rincón del olvido aunque sea en nuestros pequeños mundos nunca biene mal.

    Saludos.

  3. PAKY dijo...

    ME ha llamado la atención lo de "revolviéndote las tripas"... ¿¿no será que tienes hambre?? ;P
    Bromas aparte, dale gracias a tus manos porque cuando tu no miras, escriben reflexiones tan claras como esta en la que muchos nos podemos ver reflejados (aún no estando en el paro), pues hablo por mí, yo también estoy deseando desconectar una temporadita, a veces es bueno formatear para que los virus no acaben cargándose tu disco duro no??
    Besos y ánimo, que ya está aquí la primavera... :)

  4. contar dijo...

    Las palabras lanzadas al viento siempre dicen algo aunque parezca que no, y pueden hacer que los que las leen, piensen y sientan cosas que no esperavan, o encuentren gente cercana que no creian que existieran.
    si... seria bueno deconectar de vez en cuando, pero quizas al bolver a conectar ya no seriamos los mismos.
    un abrazo

  5. El tito Ori dijo...

    Buen post. Hay varias frases que merecen ser plagiadas y convertidas en canción. Gracias por ese puñado de letras y palabras. Destaco el componente "empatizador" con el que imagino que muchos nos hemos sentido indentificados en este post. Me creo lo que dices, hay muchos textos que leo por ahí que no me los creo. El tuyo si que me lo creo. Leo, me indentifico y siento. Gracias again.