Algunos conocidos me dicen que por que soy tan reacio a dar mi opinión sobre ciertos temas y por qué cuando lo hago soy tan sarcástico o termino diciendo cosas que no son mí autentica opinión, sino todo lo contrario.
La verdad es que me encanta hablar con la gente que conozco y me conoce por que ambos sabemos lo que buscamos, que nos otra cosa que llegar a cierto grado de comprensión del tema, es decir; llegar a la verdad.
La cosa cambia cuando hablas con gente que no conoces demasiado bien o en absoluto, porque por desgracia hoy el día mundo funciona de una forma bastante agresiva en cuanto al lenguaje. Todos queremos ser portadores de la verdad absoluta, y siendo así… ¿Qué gracia tiene la dialéctica?
Además siempre esta el intelectual de turno (es decir ese joven y elocuente que entre paja y paja se ha leído a Nietzsche, y peor aun se lo ha creído) que intentara hacer ver en publico que el lleva la razón absoluta (quizás pensando con ello que alguna fémina terminará en sus brazos), aun a riesgo de que su conducta le lleve irremediablemente a hacer el ridículo o llevarse un buen par de ostias de aquellos que no llegan a su nivel intelectual. Grosso error, el tiempo le demostrará (o no) que todo filosofo tiene una “edad” y que por regla general la vida cambia cualquier utopía que nos hallamos creído de antemano.
Yo ya soy mayor para dármela de inteligente, por eso prefiero callar o reírme, ser un borrego o poder permitirme el lujo de dar dos ostias cuando se llegue a ciertos extremos (que no por lejanos dejan de ser finitos). Además para que mentir, me encanta permitirme el hecho (o derecho) de escandalizar a esa gran urbe de hipócritas que deambulan por el mundo vendiéndonos la única verdad, a riesgo de estar alejándome de ella, pero soy de esos que piensan que la verdad sea cual sea debe de ser indudable al cien por cien.
Y es que no lo puedo callar, tengo un problema grave de prejuicios hacia esta estirpe de personajillos que van por el mundo de profetas, cuando lo único que buscan es atención, la que nunca han tenido.
Si que está mal la cosa, una juventud con tantos recursos y solo dos divisiones; borregos y narcisistas….
Menos mal que no soy joven en este mundo, beeeeeeee.
La verdad es que me encanta hablar con la gente que conozco y me conoce por que ambos sabemos lo que buscamos, que nos otra cosa que llegar a cierto grado de comprensión del tema, es decir; llegar a la verdad.
La cosa cambia cuando hablas con gente que no conoces demasiado bien o en absoluto, porque por desgracia hoy el día mundo funciona de una forma bastante agresiva en cuanto al lenguaje. Todos queremos ser portadores de la verdad absoluta, y siendo así… ¿Qué gracia tiene la dialéctica?
Además siempre esta el intelectual de turno (es decir ese joven y elocuente que entre paja y paja se ha leído a Nietzsche, y peor aun se lo ha creído) que intentara hacer ver en publico que el lleva la razón absoluta (quizás pensando con ello que alguna fémina terminará en sus brazos), aun a riesgo de que su conducta le lleve irremediablemente a hacer el ridículo o llevarse un buen par de ostias de aquellos que no llegan a su nivel intelectual. Grosso error, el tiempo le demostrará (o no) que todo filosofo tiene una “edad” y que por regla general la vida cambia cualquier utopía que nos hallamos creído de antemano.
Yo ya soy mayor para dármela de inteligente, por eso prefiero callar o reírme, ser un borrego o poder permitirme el lujo de dar dos ostias cuando se llegue a ciertos extremos (que no por lejanos dejan de ser finitos). Además para que mentir, me encanta permitirme el hecho (o derecho) de escandalizar a esa gran urbe de hipócritas que deambulan por el mundo vendiéndonos la única verdad, a riesgo de estar alejándome de ella, pero soy de esos que piensan que la verdad sea cual sea debe de ser indudable al cien por cien.
Y es que no lo puedo callar, tengo un problema grave de prejuicios hacia esta estirpe de personajillos que van por el mundo de profetas, cuando lo único que buscan es atención, la que nunca han tenido.
Si que está mal la cosa, una juventud con tantos recursos y solo dos divisiones; borregos y narcisistas….
Menos mal que no soy joven en este mundo, beeeeeeee.
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