Vini vidi....y perdí (perdonen no se más latín)

Bueno, he estado fuera de este mundo de cristal un par de días, me ha ido bastante bien ya que he recuperado ciertas fuerzas perdidas últimamente que me alejan de la realidad, y no esta mal de vez en cuando sentir los pies en la tierra, y dejar que la fuerza de la gravedad te arrastre irremediablemente al núcleo terráqueo.

No todo es escribir, también hay que tener obligaciones, trabajar aunque sea de vez en cuando en lo que nadie quiere mientras no sale otra cosa es una de ellas, realmente cuanto hay que decir sobre el tema trabajo en Cádiz, ¿verdad?. Pero dejare eso para mas adelante que me sienta más crítico y objetivo y solo diré al respecto una frase de una película que decía algo así como: “No soy pesimista, tan solo soy un realista bien informado”.

Hoy quiero hablar, espero que no demasiado mordazmente, sobre un hecho que me sucedió hace bien poco. Fui invitado a una tertulia sobre cultura en la que duré pocos minutos, a razón de que, por mas vueltas que le doy, no consigo comprender que sea esto, la “cultura”, un tema de prostitución y chabacanería. Cuando alguien te invita a una tertulia esperas, así de primeras, varias cosas; una de ellas que no se confunda la inquietud cultural con el mero estiramiento o ansías de aparentar intelectualidad de unos sujetos que más parecen feriantes (con todos mis respetos a éstos) que personas involucradas en un tema de ésta índole. Esperas cierta naturalidad en el conjunto y sobre todo accesibilidad, ya que, como dije antes se trata de una tertulia no de una conferencia.

Y es que para una mera tertulia tengas que ir de corbata o vestido de gala pues confunde un poco, sobre todo cuando ves cámaras de televisión y fotógrafos en un habitáculo tan pequeño que los tertulianos (todos con sonrisa profiden para tal evento) parecen más posters de promoción que personas en 3d. Y es que es un defecto increíble que tengo, huyo rápidamente de todo aquello que represente un ataque directo para mi pobre y menguada inteligencia. ¿Para que negarlo? No soy digno de permanecer en una estancia donde se conjuga tan sutilmente cultura con merchandising de todo a trescientas.

Igual me pasa con tantas oportunidades perdidas, como el anticésar, puedo decir que muchas veces llegué, vi y perdí. No por creerme en posición de tener alguna verdad irrefutable, dios me libre de tremenda osadía, sino por una cuestión de orgullo, el orgullo de alguien que a estas alturas no tiene que suplicar comprensión hacia sus principios, sino que le es totalmente indiferente la opinión de esos personajillos que pese a ser los que manejan el cotarro de la cultura en cualquier ciudad, al final solo serán borrones en la historia. Evidentemente, junto a mí.

No se ustedes, pero yo, cuando me interesa algo de verdad, no necesito saberme importante, ni siquiera compartir mi gran sabiduría con alguien (¿contradicción si escribo en un blog?) y aun mucho menos disponer de una foto de recuerdo junto a un personaje cultural famoso (no me gusta ni los toros ni el flamenco, ni la semana santa ni el carnaval y ni la feria ni el vino, amén de pasarme lo mismo con la mayoría de escritores, poetas y demás vividores que supuestamente representan la cultura en Andalucía y gracias a los cuales existen esos tópicos tan simpáticos sobre nosotros).

Esta claro, ¿me estoy convirtiendo en uno de esos frikis-undergrounds que reivindican una nueva asignatura en el sistema educativo que pase a llamarse Historia alternativa de la guerra de las galaxias? O tan sólo empieza a molestarme realmente la “farsa” apariencia de aquello que llamamos cultura.

No se, pero yo que soy de amores fieles, paso de ésta puta llamada cultura que tan solo le interesa el venderse al mejor postor.

Al final, sigo disfrutando y aprendiendo más de la conversación que me puede ofrecer cualquier indigente a cambio de un cigarro o un café que de cualquier intelectual de estos que han estudiado periodismo y cuya mayor meta en la vida acabe siendo ser reportero de “Aquí hay tomate”.

Por lo demás, buenos días y hasta otra.

1 comentarios :

  1. Anónimo dijo...

    La verdad es que la cultura en Andalucía deja mucho que desear. Hay que romper esos tópicos que reflejan una imagen esterotipada de los andaluces. Porque no todos los andaluces somos graciosos, ni sabemos bailar ni nos gustan los toros. Revindiquemos la cultura andaluza, porque haberla la hay. Quiero creer que la hay. No todo pueden ser ferias, sevillanas y vino. Buen artículo. Saludos. Tartessa.