Hay algunas personas que hacen de esa búsqueda la razón de su existencia, personas que en un algún momento de sus inicios se entonaron así mismos un “¿por qué?”, que se convertiría en la banda sonora de esa película que llaman vida, donde a la vez ellos sería actores y público, escenario y atrezo.
La pasión, auténtico combustible del motor de nuestra realidad, como todo carburante, tiende a quemarse, a desaparecer con el kilometraje y por desgracia no existe energía alternativa a esta, perder la pasión es, de alguna forma, estancarse en algún tramo del viaje.
Todo viaje necesita cierta preparación, en todo viaje tenemos cierta probabilidad de perdernos, en todo viaje necesitamos un alto para descansar, mientras más largo sea dicho trayecto, mas paradas tendremos, en mas lugares deberemos abastecernos para poder seguir nuestro propio camino.
Cuando la pasión desaparece y nos deja estancados a medio camino hacia ninguna parte, es de sentido común acampar y tomarnos un tiempo en medir las posibilidades, planificar nuevas rutas y sobre todo tomar conciencia del camino ya recorrido y ver que pese a que aun no vemos hacia dónde vamos, si ver de dónde venimos y es quizás ese lugar, al que llamamos inicio el que de alguna forma pueda indicarnos donde debemos escarbar en busca de nuevo carburante, de nueva pasión con la que volver a lanzarnos a ese camino incierto, de exploración y de posibles vacíos que nos espera.
Porque solo mirando hacia atrás podemos enfrentarnos a un nuevo delante con la pasión necesaria para seguir caminando y descubrir nuevas estancias, que pese a estar vacías en esencia, llenamos nosotros, una vez nos hemos atrevido a entrar en ellas.
“Caminante, se hace camino al andar, y cuando el camino es escabroso, es necesario y vital, saber hacer un reposo, para mantener la fuerza en tu caminar."
Para mí, incluso cuando parece que no te estas moviendo, en realidad si lo haces, por lo que no veo posible acampar. En mi forma de verlo, no cabe tu metáfora. Aún así, me ha gustado mucho.