Una de las cosas buenas que tiene ser un don nadie es sin lugar a dudas la de oportunidades que surgen de conocer a gente importante. Por que cuando uno es o aparenta ser importante, el mundo extenso ante nosotros parece cerrarse ante un solo camino, el propio, y ya se sabe que no hay mayor ciego que el que solo ve lo que tiene delante, y no tiene ni tiempo ni voluntad de mirar a otros lugares, a los lados, atrás, en algún rincón…
Y como yo llevo viviendo en los rincones mucho tiempo, puedo vanagloriarme de conocer a muchos ratones en este mundo, a veces incluso ratas he tenido el privilegio de conocer, eso si las ratas son más reacias a intercambiar dialogo.
Es en esa aventura de conocer gente donde pones a prueba tu conocimiento del mundo, del arte, del talento y en líneas generales de porque es la vida o la sociedad donde vivimos de una forma y no de otra.
A veces hay pequeños roedores que merecen la corona de un rey, otras, por desgracia una gran mayoría de otras, leones con coronas de papel de aluminio, tan fáciles de arrugar y terminar en el rincón del que salieron que asusta tremendamente ver lo precario que resulta eso de ser rey de algún país imaginario.
Sí, tengo suerte de vivir en los rincones, dónde los pequeños roedores comparten su queso sin importar otra cosa que comer acompañados. Aunque es triste conocer ratones con tanto queso que ofrecer y tan pocos comensales que les presten atención.
Y es que mi mundo, sin duda es un mundo de ratas y leones, donde los ratones tienen el destino de pasar desapercibidos, hasta que alguien que gusta de escuchar da con ellos y, mientras que agradecen el queso ofrecido escuchan sus historias.
Historias sin nivel de audiencia, sin premios y sobre todo historias que no se pueden bajar por el emule o con ninguna descarga directa. Porque el mejor copyright es la personalidad, algo que aun pudiéndose imitar, jamás se puede copiar.
Estos días he comido queso y he oído historias, he deambulado por algún rincón con ratones muy sabios, y me ha hecho pensar, meditar más bien. Quizás no importe tanto lo que pueda alcanzar, quizás esos logros a los que aspiro realmente son solo papel mojado sin valor alguno, quizás el valor de mi vida no sea medido cuando llegue el momento por las cosas que he dicho, sino tan solo por aquellas cosas que he tenido el privilegio de oír.
Puede que en este rincón oscuro donde vivo llegue poca luz, pero desde luego la poca que llega es auténtica y eso, junto al queso de mis amigos, los ratones, sinceramente, vale más que cualquier cosa que veo fuera de estos rincones.
Y como yo llevo viviendo en los rincones mucho tiempo, puedo vanagloriarme de conocer a muchos ratones en este mundo, a veces incluso ratas he tenido el privilegio de conocer, eso si las ratas son más reacias a intercambiar dialogo.
Es en esa aventura de conocer gente donde pones a prueba tu conocimiento del mundo, del arte, del talento y en líneas generales de porque es la vida o la sociedad donde vivimos de una forma y no de otra.
A veces hay pequeños roedores que merecen la corona de un rey, otras, por desgracia una gran mayoría de otras, leones con coronas de papel de aluminio, tan fáciles de arrugar y terminar en el rincón del que salieron que asusta tremendamente ver lo precario que resulta eso de ser rey de algún país imaginario.
Sí, tengo suerte de vivir en los rincones, dónde los pequeños roedores comparten su queso sin importar otra cosa que comer acompañados. Aunque es triste conocer ratones con tanto queso que ofrecer y tan pocos comensales que les presten atención.
Y es que mi mundo, sin duda es un mundo de ratas y leones, donde los ratones tienen el destino de pasar desapercibidos, hasta que alguien que gusta de escuchar da con ellos y, mientras que agradecen el queso ofrecido escuchan sus historias.
Historias sin nivel de audiencia, sin premios y sobre todo historias que no se pueden bajar por el emule o con ninguna descarga directa. Porque el mejor copyright es la personalidad, algo que aun pudiéndose imitar, jamás se puede copiar.
Estos días he comido queso y he oído historias, he deambulado por algún rincón con ratones muy sabios, y me ha hecho pensar, meditar más bien. Quizás no importe tanto lo que pueda alcanzar, quizás esos logros a los que aspiro realmente son solo papel mojado sin valor alguno, quizás el valor de mi vida no sea medido cuando llegue el momento por las cosas que he dicho, sino tan solo por aquellas cosas que he tenido el privilegio de oír.
Puede que en este rincón oscuro donde vivo llegue poca luz, pero desde luego la poca que llega es auténtica y eso, junto al queso de mis amigos, los ratones, sinceramente, vale más que cualquier cosa que veo fuera de estos rincones.
PD.- Aunque incluso en el mundo de los ratones hay héroes.
Espero que Anna y Paco lean esto,la verdad es que la vida te enseña muchas cosas si sabes escuchar, a veces hecho de menos, sobre todo ahora que es verano, cuando era niña y me ponía con mis abuelos debajo del sombrajo:mi abuela preparaba el gazpacho y mi abuelo hacía canastos para las frutas y yo no le perdía ojo a ver si aprendía algo... me quedé con las ganas de aprender, y mis abuelos sabían mucho, muchas historias sacadas de ningún libro, sino de su vida....me considero afortunada, porque en mis 33 años he tenido la suerte de conocer ratones que no les ha importado compartir, y me han aportado muchísimo (tu entre ellos, por supuesto), pero por desgracia, también traté con ratas y tendré que aguantar más ratas y leones ridículos, porque pienso vivir más de 100 años, lo siento por el 2012 pero yo me salvo, ja ja
Tienes algo que engancha, amigo. O eso o es que, de leerte he acabado por entender lo que dices.
El caso es que me ha gustado mucho lo que has escrito.
Un abrazo, amigo.
Menos mal que has dicho ratones y no arañas. A éstas últimas les tengo pavor. Por lo tanto estoy feliz ... ratón y no araña ... no tendré que salir corriendo de éste rincón que me apasiona ...
Últimamente no dejo comentario (las fuerzas no son muchas), pero me paseo muchísimo.
Sigue disfrutando de esos ratones y ese queso, y a las ratas dales un escobazo.
EStoy con todos.
Hay un libro sobre un ratón sabio: Firmin.
La sabiduría viene de compartir el queso, no lo dudes!!!