Y es que las malas costumbres nunca se pierden. Estos días he estado liado con el mundo real, ya saben sintiéndome parte de él, así que, como era predecible me he olvidado de pasarme por aquí, es más, sinceramente, ni he pensado en ello. Y es que esto de escribir en un blog, como todo en la vida, necesita de vacaciones de vez en cuando.
Es importante saber tomarse un tiempo de ausencia de muchas cosas, y eso no significa que sea por sentirnos agobiados ni mucho menos, pero si hay veces en las que debemos tomar cierta perspectiva de algunas facetas de nuestro día a día, y para ello lo mejor es desvincularse, tomarse unos días de descanso. Pasa con el trabajo, con la familia, con los amigos, con nuestra pareja y sobre todo con nosotros mismos.
De hecho creo que si a veces todos supiéramos tomarnos un tiempo “sin”, nos sería de mucho provecho. Solo la ausencia de algo, o de alguien, nos permite valorar su efecto en nuestra vida, como dice el antiguo refrán “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”.
Lástima que muchas personas no sepan desvincularse de su entorno, porque cuando cometen el error de perder algo lo hacen para siempre, supongo que resulta difícil saber dónde esta el límite de unas vacaciones, sobre todo si nunca la hemos tomado.
La dependencia es un mal de hoy día, nos aferramos a algo o a alguien y no sabemos vivir si no es a través “de”.
Mucha gente, más de la que se cree, no podría vivir o se le haría realmente difícil vivir sin la monotonía en la que han afincado sus vidas, y no me malinterpreten yo soy un fiel seguidor de la monotonía, aunque como he dicho he aprendido que se puede vivir sin “muchas cosas” a pesar del apego que le tengamos.
Y supongo que eso es de lo que quería hablar en este post, de que quizás somos algo más que “un conjunto de cosas y personas alrededor”, que nuestra raza (la humana) es una de las adaptables que existen, nos llevamos toda nuestra vida en constante cambio, sin a veces ser conscientes de él. Cambiamos de amistades, de pareja, de trabajo, nuestros familiares mueren, parte de nosotros también, pero al final, lo único que realmente importa es seguir adelante, hasta el final. Porque el final siempre llega, ¿verdad?.
La cuestión es, como casi todo, el aprender a enfrentarnos al camino, el cual muta y cambia con cada paso.
La vida no es cuestión de optimismo, no creo que todo se arregle con “buenos sentimientos”, la vida es cuestión de supervivencia, de estar decididos a seguir sin esto o sin aquello, en definitiva, es tan solo cuestión de perseverancia.
Las vacaciones nos permiten volver a todo, sin duda, con mas fuerza y con una perspectiva renovada, a veces es cuestión de horas y otras de meses, pero al final, créanme, es mejor ausentarse por poco tiempo…. que para siempre.
Es importante saber tomarse un tiempo de ausencia de muchas cosas, y eso no significa que sea por sentirnos agobiados ni mucho menos, pero si hay veces en las que debemos tomar cierta perspectiva de algunas facetas de nuestro día a día, y para ello lo mejor es desvincularse, tomarse unos días de descanso. Pasa con el trabajo, con la familia, con los amigos, con nuestra pareja y sobre todo con nosotros mismos.
De hecho creo que si a veces todos supiéramos tomarnos un tiempo “sin”, nos sería de mucho provecho. Solo la ausencia de algo, o de alguien, nos permite valorar su efecto en nuestra vida, como dice el antiguo refrán “No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos”.
Lástima que muchas personas no sepan desvincularse de su entorno, porque cuando cometen el error de perder algo lo hacen para siempre, supongo que resulta difícil saber dónde esta el límite de unas vacaciones, sobre todo si nunca la hemos tomado.
La dependencia es un mal de hoy día, nos aferramos a algo o a alguien y no sabemos vivir si no es a través “de”.
Mucha gente, más de la que se cree, no podría vivir o se le haría realmente difícil vivir sin la monotonía en la que han afincado sus vidas, y no me malinterpreten yo soy un fiel seguidor de la monotonía, aunque como he dicho he aprendido que se puede vivir sin “muchas cosas” a pesar del apego que le tengamos.
Y supongo que eso es de lo que quería hablar en este post, de que quizás somos algo más que “un conjunto de cosas y personas alrededor”, que nuestra raza (la humana) es una de las adaptables que existen, nos llevamos toda nuestra vida en constante cambio, sin a veces ser conscientes de él. Cambiamos de amistades, de pareja, de trabajo, nuestros familiares mueren, parte de nosotros también, pero al final, lo único que realmente importa es seguir adelante, hasta el final. Porque el final siempre llega, ¿verdad?.
La cuestión es, como casi todo, el aprender a enfrentarnos al camino, el cual muta y cambia con cada paso.
La vida no es cuestión de optimismo, no creo que todo se arregle con “buenos sentimientos”, la vida es cuestión de supervivencia, de estar decididos a seguir sin esto o sin aquello, en definitiva, es tan solo cuestión de perseverancia.
Las vacaciones nos permiten volver a todo, sin duda, con mas fuerza y con una perspectiva renovada, a veces es cuestión de horas y otras de meses, pero al final, créanme, es mejor ausentarse por poco tiempo…. que para siempre.
Volver al "día a día" se me hace cada vez más cuesta arriba, pero sé que es necesario para disfrutar después de todo lo demás...además, son sentimientos contradictorios, pues cuando estás de descanso echas de menos el trabajo,el hacer algo y salir de la monotonía, y al revés, ahora que estoy en el trabajo, hecho de menos mi casita roma, ver una peli, tomar un zumito en el milord o jugar con mi Brandon...en un mes habrá otras minivacaciones, para que así no dejes al mundo real de lado, jejejeje! ;)
bienvenido!