Escaleno

Y es que hay sitios donde uno se siente fuera de lugar, aunque en principio creamos pertenecer a ellos, una vez dentro descubrimos que salvo en lo superficial no hay más similitud que nos una.
Muchas veces me ha ocurrido lo mismo, soy el avis raris allá donde me halle. Si fuera un triángulo sería un escaleno.
No encuentro disfrute en la obsesión, en la centralización de mi ser en un solo objeto u objetivo, y tampoco hallo satisfacción en la diversificación exagerada, soy un desequilibrado en constante búsqueda de un equilibrio que no existe en un horizonte vertical. Efectivamente, ni yo me entiendo a veces.
Pero cuando pienso en entenderme es cómo si perdiera sentido cada pensamiento, cada palabra que emito. Sería tan solo una raya más en el código de barras de mi realidad, solo sería diferente en la medida pero no en el contenido.
Busco razones para excusar mi propia ineptitud, intento pintar el caos que me define como un mero espectáculo de fuegos artificiales, pautas, colores y estallidos, una pausa y vuelta a empezar, más alto, más bajo, una función ecléctica.
Pero nada, mis pensamientos crecen en entropía, a más energía empleada en crear orden más caos genero. No soy difícil de entender, es que tanta sencillez abruma, un individuo no puede pertenecer a un colectivo por que deja de ser uno, para ser solo una parte. No hay democracia en mis genes, soy un árbol doblado desde su raíz.
Si, tal como llego a mucho sitios me voy, porque no pertenezco a ellos, ni soy borrego ni líder, ni mendigo ni aristócrata, ni siquiera soy algo intermedio, a veces creo que incluso no soy.
Debe de ser que ya es mucha televisión en directo la que llevo vivida, que son muchos caminos los recorridos, muchas montañas las subidas y mucho barro en mi pecho, o quizás solo arrogancia, me importa un bledo, o un carajo que es lo mismo pero menos delicado.
A estas alturas, importa bien poco como funciona el mundo, a estas alturas ya creé el mío propio.