Mal día.

Lo peor de un mal día es cuando cae la noche y empiezas a recapacitar y meditar sobre cada ataque de furia, frustracion y malos pensamientos que te han atacado. Cuando valoras en líneas generales y ves que, con creces, es un día en tu vida que te podrías haber ahorrado. Eso es quizás lo peor de un mal día, saber que ha sido tan malo como inútil. Y ya la tormenta deriva posesa sobre todas esas pequeñas frustraciones y complejos que vamos acumulando. Te sientes un antisocial, por que tienes ese momento agrio en el que te ves solo en el mundo (que no significa que seas un incomprendido, todo lo contrario, es sencillamente que tú no lográs comprender el mundo que te rodea o en el que vives). Es uno de esos días en los que sientes que si todo fuese diamantes tu no lo serías, pero no creas que es sentirse un trozo de carbón, por que eso te daría cierta autoimagen de menosprecio que posiblemente derivaria en ese otro sentimiento nacido de lo mismo, la sobrevaloración.

Es que simplemente, a nivel básico, estas fuera de todo concepto, eres un objeto extraño, inclasificable. Y en esa rareza, o crece tu orgullo, o... no das cabida a otras salidas. Ser tú, se escapa de comprensiones filosoficometafisicas.

Si no crees en Dios, ni en utopías , si eres un reducto galo en el imperio romano que se ha quedado sin brebaje mágico, solo te queda aguantar la embestida de todas tus dudas.

No es valiente el que lucha para ganar, es valiente el que lucha sabiendo que puede perder.

Lo peor de un mal día es estar sentado delante de una pantalla de ordenador contandote a ti mismo cosas que no le cuentes a nadie, por que a nadie le interesas tanto tú, como a tí mismo.

Lo mejor de un mal día, sin duda, es que solo dura 24 horas, y que mañana podría o SEGURAMENTE será, un gran día.